Steve Rogers comienza a tener sueños muy vividos, al principio parecían sueños comunes ya que no eran seguidos y al despertar no recordaba nada, pero de un tiempo para acá esos su sueños se hicieron más recurrentes y despertaban de tristeza, dolor, pérdida y juraría que hasta de amor y añoranza. Aún así seguía sin recordar mucho solamente un par de ojos color café, que los acompañaba unas hermosas y largas pestañas, no sabía quién era exactamente, pero sabía que era el amor de su vida y tenía que buscarlo...