El teléfono sonó como lo venía haciendo hacía más de dos horas, pero lo ignoré nuevamente, como venía haciendo hacía más de dos horas. Respiré profundamente, teniendo en cuenta que todo lo que estaba a punto de hacer traería consecuencias, tal vez no muy graves, pero serían consecuencias a las cuales debería enfrentarme yo sola, sin compañía ni nadie que pudiera defenderme. Aunque se me había cruzado por la cabeza unas cuantas veces contratar un abogado que pudiera defender mi caso.
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