Siempre tuve la sensación de que el mundo, tal y como lo conocemos no era real. No podía estar todo tan programado: naces, estudias, trabajas, te reproduces y mueres. No sabes nada del resto del mundo, no conoces ni siquiera la circunstancia de tu propio círculo. Bien podría ser tu vecino de enfrente un Bot programado por tu cerebro para incluir personajes en tu realidad, tal y como los personajes del exterior de Westview en WandaVision. Claramente esta idea no la podía comentar tan alegremente con mis amigos y familiares ya que pensarían que solo estoy diciendo tonterías, que debería dejar de ver películas como: Matrix, El Show de Truman, Don't Worry Darling, incluso Origen. Fue precisamente una de estas películas las que me hizo comenzar a cuestionarme todo, leer diferentes filósofos que mi madre había comentado algún día en un almuerzo, hablar con mi padre acerca de diferentes misterios de la humanidad, soltar alguna que otra idea disfrazada de chiste en una cena con amigos, nada servía. No ayudaba que cada noche me despertase en la madrugada cubierta de sudor frio y con sensación de ahogo, como si estuviera en un pozo lleno de agua y no pudiera salir. Solía comentarle esto a mi madre y bromear diciendo "tal vez es un error en la Matrix" "seguro que para mañana ya me han arreglado". Estaba equivocada.