¿Sabes qué tienen en común la música y la pintura? Que para ambos necesitas una fuente de inspiración. Algo que al verlo, recordarlo, o sentirlo te llene la mente de ideas, de melodías, de imágenes que solo son ilusiones pero con un poco de pintura las puedes hacer una gran obra. Imagina que eres un artista o un músico, pero no tienes esa fuente de inspiración que tanto quieres. ¿Cómo te sentirías si de repente el mudarte de ciudad una persona que apenas conociste empieza a llenar de inspiración? Esto mismo le pasó a Leisa y Asher. Dos jóvenes que fueron su mutua inspiración. Pero, ¿qué tal si está historia inicia desde el final?
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