El dolor y la culpa carcome cada centímetro de Marina. Durante años, ha aprendido a disimular que todo está bien, pero no lo está. Ignorar el dolor implica también apagar irremediablemente cada sentimiento. Dentro suyo, solo tiene una certeza: está rota y no se puede volver a romper lo que está destrozado en mil pedazos.
Santiago vive aferrado a una vida que no desea, inmerso en una rutina de la que no sale, por puro confort. Para él es difícil decidir, sobre todo cuando de aquellas elecciones dependen tantas personas.
A lo largo de doce años, Marina ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que Santiago le ha quitado el aliento. El único problema, es que jamás se han visto cara a cara. Con más de nueve mil kilómetros entre ellos, sus conversaciones se han mantenido siempre a través de diferentes plataformas virtuales. ¿Qué tiene de especial ese chico, al otro lado de la pantalla, que hace que sea tan difícil de olvidarlo?
A pesar de haberse distanciado en múltiples oportunidades, una y otra vez terminan coincidiendo. ¿Cómo sacar de su mente aquello que se ha aferrado al corazón?
A veces, es necesario tocar fondo, ahogarse, para saber que se cuenta con la fuerza suficiente para seguir adelante.
Violeta Hódar tiene un problema, esta completamente enamorada de Chiara Oliver.
Su problema tendría una solución bastante sencilla, de no ser porque Chiara Oliver odia a muerte a Violeta Hódar.
Para empeorar las cosas, Chiara es la hermana de Alex, el novio de su mejor amiga Denna, y este es muy protector con ella.
Por todas esas razones Violeta Hódar tiene todas las de perder. O al menos eso es lo que le diría cualquier persona cuerda.
Conquistar a Chiara Oliver es una misión imposible. ¿Verdad?