Después de tantas caídas, ahora siento que logré levantarme con las dos piernas y no con una sola. La seguridad de saber que no necesitas de nadie más que de ti misma para sentirte bien y a gusto con la vida es alimento para el alma. Es que cuando aprendes a amarte correctamente, la vida empieza a sonar diferente y dejas de exigir migajas de amor, porque sabes que mereces el amor en grandes cantidades.