¿Las personas puede ser tan distantes pero al mismo tiempo tan cercanas? Layla lleva toda la vida loca por Ian, su atractivo y misterioso vecino. Lo observa sin ser vista desde su terraza y es que, muy a pesar, no han intercambiado ni una triste palabra. Lo que Layla no sabe es que eso está a punto de cambiar. Ian comenzará a cruzarse en su camino hasta en los lugares más inesperados y descubrirá que, en realidad Layla no es la inocente niña que creía. Ahora, Layla tiene muy claro su objetivo: Conseguir que Ian se enamore de ella. Por supuesto, no esta dispuesta a perderlo todo por el camino, y mucho menos a ella misma.