Diego era hijo de Guillermo Ochoa y Lionel Messi, vivía una vida demasiado tranquila, el no era tan amante del fútbol como su padre, pero era algo que lo distraía. Kevin, hijo de Javier Hernández y Cristiano Ronaldo (no sabia si poner el nombre completo) el amaba más que nada el fútbol, o eso creía hasta que lo conoció en un entrenamiento.
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