¿Qué harías tú cuándo esa vocecilla de tu cabeza no para de repetirte una cosa? Que no eres perfecta. Lydia tiene que soportar vivir con esa voz, día tras día, tratando de ignorarla pero, muchas veces, no resulta nada fácil. La voz interior de Jaxton es un poco distinta, la suya le dice a gritos que viva la vida al límite, sin importar los riesgos. Cada uno se ha autoconvencido de que lo tiene todo controlado. Ambos piensan que sus modos de vida no tienen consecuencias. Pero lo cierto es que los dos han encontrado su propia forma de autodestruirse y no están dispuestos a remediarlo. ¿Hasta cuándo podrán seguir ocultando sus demonios?