De frente a su obra, Carlos se lamentó no haber podido salvar a su musa. Habiendo llegado a la Academia de San Carlos sin nada más que desilusiones, no esperaba encontrar al alma más artística e inquieta residiendo en el cuerpo de un hombre bello admirado por todos: Narciso Díaz. Entre ambos crecerá una estrecha relación amenazada por el prejuicio, las buenas costumbres de la época porfiriana y un baile transgresor de todo orden social. //Cuento histórico original.