Cuando somos pequeños siempre creemos todo lo que nos dicen. Todo lo que vemos y creemos es real hasta que nos digan lo contrario. A veces, sin uno darse cuenta, la verdad es completamente distinta a lo que creemos y no es más que un juego en el que nosotros somos el peón en el tablero de las emociones y esta vez yo me encuentro en jaque, sin ninguna manera de salir de aquí.