En la parte sur de Santiago, específicamente en la comuna de San Bernardo y Lo Espejo se montaba un hospital gigante tras la iniciativa de unos privados con mucho poder. El Estado había decidido previamente destinar las arcas fiscales a la inversión de una construcción del metro para aquellas comunas, y así conectar el sur de Santiago con el centro. Sin embargo, se optó por construir el Hospital Trinidad para atender a las personas tanto de regiones como del centro del país, lo que resultó en una de las políticas públicas más exitosas de todos los tiempos. El hospital tomaba el tamaño de una industria maderera de 5000 mil metros cuadrados que tuvo que cerrar por casos de corrupción, tráfico de armas entre otros. Todos sabían lo que había pasado en la antigua industria menos los que deberían saber... Sin embargo, no todo podía ser felicidad en este hospital que prometía ser uno de los mejores de toda latinoamérica. El gran y misterioso problema de este lugar era que una cierta cantidad de personas desaparecían sin dejar ni un solo rastro de su existencia. Pacientes, trabajadores, visitas, mujeres, hombres, niños y niñas, animales, entre otros. ¿Cómo es que puede ocurrir algo así? ni siquiera las mismas autoridades han podido responder a esta pregunta. Nadie quiere ingresar a este hospital con miedo a perderse, pero saben que en ese hospital tienen un alto porcentaje de curarse, mejorarse o rehabilitarse. El miedo estaba en perderse y no volver jamás. Algunos lo intentaban y en efecto volvían sanos y salvos sin experimentar ningún problema. Otros desaparecen y con ellos todas sus cosas, incluyendo las personas que los acompañaban y hasta las enfermeras que los atendían.