Hay heridas que nunca sanan. Algunas consiguen hacerlo tras un largo y doloroso proceso. Otras simplemente dejan cicatrices enormes, que nos recuerdan que estuvieron ahí. Ellos se conocían desde pequeños, habían sido la persona más importante del otro. Pero la incertidumbre, el egoísmo y el miedo los había consumido de manera profunda. Leo fue el que acabó con la herida más crítica. Para poder sanarla, solo encontró el odio. ¿Y si la persona que ocasionó dicha herida vuelve a tu vida? ¿Y si buscase tu perdón? Aclaraciones ~Parejas LGBT ~Todos mis personajes son mayores de edad ~Historia narrada por diferentes puntos de vista ~Capítulos cortos