¿Esta es una historia de amor? Sí, pero no como la que te estás imaginando.
En mi vida, conté con una única persona: mi mamá, Astrid Voronin. No primos, nada de tíos ni abuelos, solo mi madre. Ella me dijo que perdimos a nuestros familiares en un trágico accidente, de manera que no debía preocuparme de ello... y yo le creí.
De saber que sus secretos, y mi ingenuidad, nos condenarían tarde o temprano, habría sido más curioso, más precavido.
La llegada de aquel hombre debía ser una bendición, pero las mentiras acumuladas nos condenaron, y descubrirlas solo las volvió peor. La culpa fue mía, no de ella, de manera que para protegerla tuve que herirnos... Quizá lo mejor hubiera sido no nacer.