Según lo que había escuchado, uno habitualmente tiene "golpes de suerte". Pero Chūya, parecía atraer meros golpes de desgracia. Fue al finalizar una misión sofocante, que inesperadamente parte del techo calló sobre su cabeza sin darle tiempo a reaccionar. Se despertó en la Port Mafia, siendo atendido por médicos en dónde negó estar herido y pidió el alta aunque debido a restarle importancia a sus nauseas y cansancio no pudo evitar perder la conciencia. Fue así como al despertarse en un lugar desconocido encontró ante si el rostro de Dazai, quien volvía a mostrarse, luego de haber desaparecido. Aunque lo peor no era el dolor de aquel rencoroso encuentro. Lo peor fue percatarse de que alguien más estaba dentro de su cuerpo, lo peor fue percatarse de que ese alguien era mucho más importante para Dazai que él.