Emma estaba a punto de empezar su último año de secundaria, convencida de que sería aburrido y repetitivo como todos los años anteriores. Mismos compañeros, la misma escuela, los mismos profesores y los mismos chismes de siempre. Lo que ella nunca pensó es que un chico de lindos ojos cafés y pelo color chocolate podría cruzar la puerta del salón. Siendo el primero en llamar realmente su atención, dejándola totalmente anonada y despertando emociones y sentimientos que jamás había experimentado antes. Tampoco sabía que, desde ese momento, su vida cambiaría gracias a él. Quizás para bien, quizás para mal. Ya tendría tiempo de averiguarlo.