La delgada línea entre la realidad y la ficción.

-Tú me salvaste -susurró sorprendida la adolescente, sin dejar de mirar aquellos curiosos pero preocupados ojos rojos de su salvadora. Luego su vista fue cubierta por el manto de plumas tan oscuras como aquella noche.

Alas negras, esas palabras quedaría pegada en cabeza de Narcissa Moreno cuando veía la única prueba de que esa ocasión no fue producto de su imaginación.

Una pluma negra sería el comienzo de una larga amistad y problemas.