Hace cuatro años su vida cambió, pero, hace dos semanas su vida, arriesgó. Primrose Everdeen Mellark no ha heredado ni la fuerza de Peeta, su padre. Ni el método de supervivencia, de su madre. Lo único que posee es esperanza. Sus padres no terminaron de pagar las deudas, otorgadas por el Capitolio. Por eso, será ella quien las termine. El tercer vasallaje de los veinticinco, septuagésimo quintos juegos del hambre. "La suerte no existe"All Rights Reserved