Caes en la realidad, te rompes, te lastimas, lo comprendes, vuelves a amarte y finalmente a amar a alguien más. ¿Sencillo? No, definitivamente no lo es pero una vez que llegas al fondo del pozo solo te queda una opción; volver a subir porque la vida está hecha por momentos. Algunos te hacen volar y otros estrellarte duro contra el pavimento. Un ciclo de alegría y dolor interminable que si no logras entender que a todo le llega el final nunca aprovecharás lo más importante, vivir sin dejar de soñar.