Una noche de verano, Jane Carmichael fue secuestrada. Tres meses más tarde, una familia la encontró inconsciente en un bosque que rodeaba al lago Big Bear, en California. Después de ser llevada de urgencia al hospital, Jane recupera el conocimiento, pero no la memoria; no recuerda nada de sus meses en cautiverio ni de su captor. Cuatro años más tarde, una serie de asesinatos se suceden la tranquila ciudad de Fresno. Jane ha cambiado de domicilio y de nombre y sigue sin recordar. Sin embargo, el asesino parece dispuesto a que ella no lo olvide: las víctimas se le parecen sorprendentemente y se empeña en imitar la escena de su secuestro. Liam Payne está a cargo del caso y es quien relaciona los asesinatos y el secuestro de Jane. Entonces, decide buscarla y convencerla de que debe ayudarle con la investigación. A pesar de que el primer contacto entre ambos —un simple apretón de manos— es tan intenso como un rayo, Jane se niega de plano a colaborar. Pero cuando el criminal logra entrar a su casa para dejarle un mensaje, Jane correrá a los brazos del detective Payne para pedir ayuda. Liam, que sabe que no es conveniente involucrarse sentimentalmente con ella, no ve otro camino que llevarla a vivir con él para protegerla. Allí, el deseo luchará con el deber y terminará por imponerse. El asesino, por su parte, va cerrando el círculo sobre ella: le deja mensajes a través de sus víctimas y ataca a sus amigas. Su furia se desatará, sin embargo, cuando compruebe lo que sucede entre Jane y Liam . Y será el detective el que se dará cuenta de que no está involucrado en un caso común, sino que debe salvar a la mujer que ama.