Lewandowski era un hombre maduro. Sabía sus límites ante ciertos temas y situaciones, controlaba sus instintos, emociones y sentimientos a la perfección. La tentación no debería ser un problema para él, después de todo esa madurez y control sobre si mismo lo llevó hasta el gran futbolista que es ahora. Entonces, ¿por qué ver a Gavi jadeando, sonrojado, despeinado y viéndolo de forma desesperada lo estaba haciendo olvidarse del hombre maduro y responsable que era?
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