Sus labios rojizos, el sabor metálico de la sangre recientemente derramada, me sabía a gloria, incluso pude saborear el helado él había comido hace unos minutos, no habría palabras para descifrar el dulzor y satisfacción al besar y gustar cada sentimiento de su boca, me hacía sentir completo, me hacía querer más. Sí, Charlie Spring me volvía loco con tan solo su existencia.All Rights Reserved