Sus pensamientos envían una fisión de alarma por su espina dorsal, porque en su búsqueda por categorizarlo, lo ha nombrado hermano. No como un extraterrestre de otro mundo, no como un invasor, no como uno de tantos que la saquean y matan a sus muchos hijos, no. En su dolor compartido, al darle un nombre a esta cosa terrible, ella lo etiqueta de la única manera que sabe. Y duele que alguien que no sea Tommy lo llame así de nuevo, lo hiere tan profundamente que no es un dolor que pueda expresar, y mucho menos cuantificar.