Atadura de Invierno

Victoria tiene la oportunidad de obtener su libertad a cambio de ayudar a los dioses.

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Victoria siempre ha tenido la capacidad de saber la verdad de las personas, una habilidad que le hubiera abierto muchos caminos de no ser por una serie de sucesos que la llevaron a prisión.

Después de dos años encerrada, cree que toda esperanza para ella se desvanece conforme el invierno se acerca, pero eso cambia cuando dos mujeres llegan a cobrar una deuda y a pedir un favor.

Victoria es arrastrada a los fríos bosques de Canadá, a un lugar en dónde la naturaleza gobierna, un lugar se siente como una segunda prisión, una en la que ella ya no es la prisionera, sino todo lo contrario.

Al llegar allí le informan que debe cuidar de un par de caballo y de una casa de cristal. Y también debe vigilar al hombre que la habita.

Astro es un hombre misterioso y depresivo que logra sacar de quicio a Victoria desde el primer momento, pues ella es incapaz de saber su verdad, por mucho que lo intente. Su curiosidad no hace más que despertar cuándo descubre que el hombre está condenado a vivir encerrado en una prisión de cristal por una razón: Ha hecho enfadar a Odin, el padre de todo.

Victoria descubrirá que vive en mundo dónde todos los dioses caminan aún entre los humanos y que no todos ellos son agradables. Ni siquiera el hombre al que tiene que vigilar. Un hombre brillante como una estrella y con una sonrisa traviesa que le provoca escalofríos.

Truenos.
Cuervos.
Y mentiras.

El Ragnarok se acerca y conforme lo hace, cada dios con el que se encuentra en su camino, le pregunta cuál es su bando.

¿Escogerá el camino para salvar a todos los dioses o liberará a su prisionero para acabar con todos ellos?