Un matrimonio por conveniencia rara vez termina en convertirse en amor. Pero nosotros estamos en el mejor de los casos, como plenos desconocidos. "-Me enviaste aquí a mí suerte, ¿ahora vienes a dudar de mí honor?, ¿crees al menos tener el derecho de hacerlo?- su mirada incrédula dejaba en claro que no esperaba esa respuesta, tal vez pensó que sería la dócil mujer que se dejaría aplastar. Talvez no sea un dragón, pero se cómo sacar las garras para defenderme..."