Ella era como las estrellas, era bonita, dulce. Ella era la gracia misma, el amor corría por sus venas y era tan delicada, hermosa, como un pétalo de rosa. Ella era un ángel, y Él, la locura, la rabia, la soberbia, la incomprensión, Él era el diablo. Pero un diablo con corazón, oscuro, pero con corazón. Él era como la luna, podría hacer que tu mundo se desmoronara, tus sueños se desvanecieran como el polvo de las viejas repisas de una casa abandonada, Él, con sus palabras ásperas podría hacerte llorar con una sola palabra.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.