Valeria pensaba que la gente no es consciente de lo buena que es su vida hasta que ve a otra gente que lo pasa peor. Gavi vivía para el fútbol y su familia, y no creía en el amor. ¿Quién podría llegar a imaginar que gracias a un regalo de cumpleaños de los abuelos de Valeria, las vidas de Valeria y Gavi cambiaría tanto para bien? Ellos, desde luego, no podían.