Ellos lo son... son todo lo que necesitaban. Maite, alguien a quien llevar a surfear. Bruce, una máquina humana de malteadas. Eso y algo más.
Imaginen que todo comienza con un choque de automóvil. ¿Ya lo lograron? Bueno, ahora imaginen lo que viene a continuación.
Después de ese repentino desastre automovilístico, ambos furiosos y discutiendo el uno con el otro, deseaban que ese fuese el final. Como cuando te topas con alguien de lo más desagradable en la calle, y solo le ruegas al cielo por no tener que volver a ver a esa persona. Ambos se detestaban mutuamente. Y cómo no, si están deshaciendo partes de un carro prestado y un clásico Citroen Mehari del sesenta y ocho. Pero, por desgracia, la suerte de ambos iba más para el lado del amor que de su orgullo.
Maite Logan, recién llegada a Miami, ha decidido tomarse unas vacaciones de su vida en Georgia. En estos momentos, su vida había logrado llevar un giro tan inesperado que de la noche a la mañana ha tomado el primer vuelo a Miami, y ha gritado "adiós vida" como si pudiese zafarse de esta por siempre. Aunque en realidad solo fuesen dos semanas.
Lo que para Maite serían unas vacaciones de la realidad, para Bruce Douglass serían solo catorce días recurrentes completamente normales de su vida diaria. O al menos eso creía.
El oleaje estaría cada vez más fuerte, ya que, sería un sueño creer que tu destino romántico se encontraría en Miami; enredado en la playa, la arena, las olas, en una camiseta de tirantes, tomándose diario casi cinco amapolas, y lo mejor, encontrarlo en tan solo catorce días.Todos los derechos reservados