27 Bagian Sedang dalam proses Amar en silencio era un arte que Oscar Piastri había perfeccionado. Desde hace dos años, su relación con Lando Norris existía en un mundo paralelo al que todos conocían, uno construido entre aeropuertos, habitaciones de hotel y mensajes que nadie más debía leer. No había fotos juntos en redes sociales, ni miradas prolongadas en público, solo el eco de un amor que se mantenía en la sombra porque así debía ser.
Lando Norris, la estrella de McLaren, el piloto egocéntrico que el mundo admiraba, jamás permitiría que su relación se hiciera pública. No porque no amara a Oscar, sino porque la imagen lo era todo. Y Oscar, pese a todo, aceptaba ese destino. Lo aceptaba porque lo amaba. Porque cada noche que Lando aparecía en su apartamento en Mónaco después de una carrera, con el cuerpo exhausto pero las manos desesperadas por tocarlo, sentía que el sacrificio valía la pena.