Dicen que el agua y el aceite nunca se pueden juntar. Que el sol y la luna no están destinados a andar. Que el día y la noche siempre se tienen que ignorar. Que un alma a otra es fácil de amar. Y quizá sea cierto. Quizá así debe ser el ciclo del destino... Pero, ¿qué es lo que pasa cuando existen buenos amores distintos?