La vida de Jimin era bastante normal, solo se tenía que preocupar por llegar a tiempo a clases y a ayudar a sus papás en la panadería. Pero su pacífica vida se terminó desde el momento en el que el millonario Kim decidió confiar en la educación pública para inscribir a su único hijo, y ese enorme bicho parlante llegó para convertirlo en el nuevo defensor de París.