En su camino al altar Lucerys había pensado en todas las posibles muertes que Aemond le daría en la noche de bodas. Todos esos años había tratado de tranquilizarse, su madre también lo había intentado, pero todo se reducía al miedo que ahora sentía. Frente a él, de espaldas se encontraba su tío mirando la ornamentación del septón. Lucerys suspiró con aliento pesado y maldijo a su antiguo ser por haberle arrancado el ojo al que ahora sería su futuro esposo, y su condena seguramente.
9 parts