El frío permanece en mi a pesar de que es raro que lo sienta. Siento manos alrededor de mi cuerpo y me molesta, pero soy incapaz de decir que me suelten. Me gustaría tener compañía, pero a la vez me desagrada. Quiero sentir el amor, pero a la vez me enferma. Extraño ese sentimiento tan cálido, pero ahora solo siento unos grilletes que me impiden buscar a alguien que me lo dé.
Ni siquiera sé quien soy, y por ello siento miedo. No sé quienes me rodean y el porqué me gritan por ayuda. ¿Quien es aquella que ruega por mí atención? ¿Y por qué siento miedo cada que se me acerca?
No sé, no sé quien soy, y a pesar de que pido ayuda, mis súplicas son ahogadas por sus gritos y tengo que actuar.
Oh Señor, arrebatame de este mundo de caos, falsas esperanzas y deseos sin cumplir.