Querida Ruth...
A veces vuelvo a aquellos espacios físicos donde nacieron mis historias, da igual ríos y quebradas, parques, carreteras, casas viejas, bosques, edificios, museos, cementerios, salones de baile ¡y hasta automóviles!
Ese es mi ritual para recordar que el lugar no hace al relato, sino que cada cuento le asigna personalidad y vida propia a los lugares que visitamos.
Amores en Maderosa nació con la intención de contar una historia sobre mis primeras historias. Desde el inicio eso es groseramente evidente. Pero poco a poco tomó un mejor rumbo... Es una historia desempolvada. Una que en algún punto olvidé cómo seguir narrando.
Amores en Maderosa es un feliz intento fallido, la continuidad de un edificio narrativo en obra negra, ahora habitable.
La noche que besé a una mujer casada, conocer de cerca hombres corruptos y crueles, haber sufrido los desprecios de Noelia Cerny, un contagio y dos recaídas de Coronavirus, la mañana que quise llorar por Zamija pero no salió una lágrima, la materia prima contenida en los labios nunca besados de Nicol; entre otros.
¿Habría algo interesante qué escribir acerca de mis apegos si nada de esto hubiese pasado? Posiblemente no.
Enamorarse de dos mujeres no es un tema tan interesante para escribir un libro. Necesitaba algo más. Y ahora lo tengo.
Juan Marco Lasierra.