-Gracias por ser siempre tú.
Ambos estaban acurrucados debajo de una manta suave, sentados en el suelo, frente a una de las tantas chimeneas en la mansión.
-¿Qué quieres decir con eso? -ella dijo, recostada en su pecho, viendo el fuego, distraída.
-Eres una constante en mi vida, desde que te conocí, nunca has cambiado, nunca te has ido -Dick empezó a jugar con un mechón de su cabello rojo suelto.
Barbara cerró los ojos intentado encontrar las palabras correctas para responder a eso, pero no tuvo mucho tiempo.
Dick continuó.
-Me has soportado por años, me has apoyado en todas mis locuras, me amas a pesar de conocer mis defectos... y lo único que hago a cambio es seguir atrayendote a más problemas.
Ella lo miró.
-Nada de lo que pase podrá hacer que cambie mis sentimientos por ti, héroe. Nada. Me quedaré contigo sin importar qué, no importa si hay unos cuantos aliens o versiones malvadas de nosotros mismos del otro lado -rieron por el comentario-. Nunca me iré de tu lado, nunca me iré de aquí. Es mi decisión quedarme con tus virtudes y tus defectos.
Donde el corredor argentino, conocido por su facilidad para chamuyar, cae ante una chica Ferrari
Donde Julieta, sin querer, cae ante el argentino chamuyero