Faltan doce días. Cierro los ojos y me agarro el cabello con fuerza tratando de convencerme de que es real. Niego con mi cabeza, involuntariamente, las lágrimas empiezan a caer y una serie de imágenes me dan vuelta una y otra vez. No he estado en uno de esos lugares en mucho tiempo, diez meses para ser exacta. Tengo dieciséis años y las cosas no deberían ser así, pero lo son. El miedo brota de mí como ríos abundantes destruyendo todo a su paso, confundiéndome. Quiero ser normal pero no quiero ser normal. La idea de compartir un espacio con personas que nunca he visto antes me aterroriza y por sobretodo el saber que por dos años serán ellos con los que compartiré la mayor parte de mi vida. Después de muchas decepciones me he vuelto reacia a las amistades, he perdido la fé en las personas. Ana Frank escribió en su diario que siempre creyó en la gente buena de corazón, lamentablemente, yo difiero. Me gustaría pensar distinto pero cambiar algo que está tan impregnado en alguien resulta una tarea difícil y toma tiempo. Zapatos lustrados, uniforme planchada, libros apilados. Faltan 12 días.-All Rights Reserved
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