Gina y Trevor tienen mucho en común, música, películas e incluso la carrera en la universidad pero ¿qué hay del amor? ¿son capaces de renunciar a lo acostumbrados que están de su propia monotonía? Porque no es culpa de Trevor que lo hayan engañado y Gina no debería sentirse culpable por no querer decepcionar a sus padres. Viven encerrados en su propio sufrimiento hasta que se conocen y comienzan a ver que hay mucho más allá de lo que dicen los demás. En ellos hay mucho más que solo música y películas en común.