El cazavampiros Jimin Deveraux sabe que es el mejor en lo suyo. Lo que no sabe es si será suficientemente bueno para llevar a cabo esta misión. Lo ha contratado el arcángel Yoongi, un ser tan bello como peligroso, una criatura que aterraría a cualquier mortal. Jimin también sabe que el fracaso no entra en sus esquemas, ni siquiera cuando la misión es imposible. Porque esta vez no tiene que rastrear y capturar a un vampiro. Esta vez tiene que atrapar a un arcángel rebelde. Jimin se verá inmerso en una matanza como ha visto pocas, que lo pondrá al borde de la vida... y de la pasión. Incluso saliendo vivo de esta, sucumbir a las caricias de Yoongi puede significar la muerte. Porque cuando los arcángeles juegan, los mortales sufren.