Sabe lo que puede hacer. Sabe que la persiguen. Sabe que tiene que huir. Pero no sabe quien es, ni de donde viene. Aunque, pronto, va a descubrirlo. La persiguen. Es diferente. Puede hacer cosas que ni siquiera llega a imaginar ni controlar. Por eso debe huir, escapar para sobrevivir. Pero no se ha dado cuenta: desde que llegó, su vida es un callejón sin salida que poco a poco ha ido construyendo, que poco a poco la ha ido devorando. Y ahora la han encontrado. Ha llegado al final de este callejón, aunque este callejón vaya a llevarla donde siempre ha tenido que estar.