"Pero si es el deseo del Señor, ¿quién eres para negarte?" Era de noche y recibió una llamada. Se encontraba solo en su habitación. La casa, sola como de costumbre. Su madre había muerto hacía tiempo y de su hermano nunca supo nada una vez se declaró apóstata. Alicent nunca se recuperó de eso... tal vez eso fue lo que terminó enfermándola. Al contestar el teléfono supo de lo que se trataba. Los gritos y gemidos de fondo no podían ser otra cosa. Una posesión.
7 parts