La tribu de los manchados se había ganado su nombre por la mancha en el rostro de su líder, Tiago, un espectro blanco que cruzaba el color canela de su frente, de sus mejillas. Eran seis y se les conocía en el barrio por esos pequeños delitos constantes que solo cometen los niños salvajes, sin escrúpulos. Robar una tienda, un coche de policía, un allanamiento de morada. Todo coronado por esas risas infantiles que se escuchaban en las noches más frías, en un barrio tan oscuro de la ciudad que los maderos habían renunciado a imponer el orden en esa jungla de neones. La tribu de los manchados -hijos de personas rotas, de hogares rotos, de patrias rotas- no eran lo peor que el barrio había visto. Pero, sin embargo, algo estaba cambiando. De manera gradual, natural e imperceptible, el tiempo sigue pasando. Los manchados se hacen mayores. Y, ante eso, lo único que queda es esperar a la catástrofe.
Sofia Curuso llega a Italia para hacer una nueva vida en aquel hermoso país.
Lo que no se esperará es conocer a un grupo de hermanos, siendo estos los mas populares de la universidad y también los más adinerados del país.
Con esos hermanos ella conoce a los mayores, los siete hermanos le robaran el corazón a Sofia pero ella les robara el corazón a cada uno de ellos.
No copias, ni adaptación.
Se les ruega no hacerlo ya que muchos escritores no siempre tienen la imaginación o la dedicación que le agregamos a nuestras historias.