Es cierto que las palabras no provocan daño físico, pero penetran hasta los más profundo de tu mente, y se adentran en tu corazón. Una vez cada palabra de aversión se acumula en ese órgano tan esencial, la dureza y la oscuridad se apoderan de él, haciendo que incluso el ser más amoroso sucumba al odio, y sienta la necesidad de vengarse. Enamorarse, y ser humillado. Escoger, y ser rechazado. Admirar, y ser ignorado. Amar, y ser odiado. El postre, el único lugar en el que cada chica que una vez fue humillada, puede vengarse de aquel que la hirió. ♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕ Autora: Crystal De los santos Muñoz. ♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕♕ Obra registrada, todos los derechos reservados. ©