Existiendo tantas personas atractivas e interesantes en el mundo, absolutamente nadie se compara con esas que son prohibidas, porque de lo prohibido nace el deseo. Así como Eva comió del fruto prohibido, así como Paris se enamoró de Helena, así como Eros y Psique se amaron. Los seres humanos son atraídos hacia ello como una polilla a la luz, como dos imanes, siguiendo los caprichos de un destino que, de no ser una perra estaba bastante cerca de serlo. Porque lo prohibido era tentador y seductor, sobre todo cuando venía acompañado de ojos oscuros y una sonrisa arrebatadora.