Ahora, después de varios años. por fin tenía una respuesta, sabía que todo aquello que Tweek le provocaba se conocía como amor, había entendido que aquellas muestras de preocupación e intentos por ayudarlo se trataban del sentimiento más puro que había experimentado en su vida y sin embargo... era incapaz de transmitirlo de manera adecuada.
Crecer junto a una familia que no solía expresar sus emociones le estaba pasando factura pero... deseaba dar a conocer sus sentimientos, ya no se conformaba sólo con la amistad de su rubio, por primera vez, su ambición era mayor a su temor de perderlo, si tan solo supiera que cierto rubio sentía lo mismo por él... tal vez trabajar juntos en las vacaciones ayudaría al par de chicos a, de una vez por todas, concretar su amor.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.