En medio de aquel parque, en aquella noche estrellada, viéndola distraída no pude evitar comentarle:
- Cuanta razón tenía mi amigo Sebastián, cuando escribió: - Y entonces las palabras salieron de mi boca cantadas, a capella.- «Entiendo que te confundas, no tiene mucho sentido dejar algo que es seguro, por algo incierto, conmigo. No quiero hacerte decidir, pero es jodido. Me rompería el corazón, quedarnos de amigos. Que eso no pase. Le pido a Dios que no pase y que para cuando vuelvas tengas claro lo que haces. Yo lo tuve claro desde el primer día: que haría realidad lo que ahora es fantasía.»
Sus preciosos ojos mieles me miraron confundidos, antes de posarse en mi boca, como si deseara besarla, de la misma manera en la que yo deseaba hacerlo con la suya.
- Y cuánta razón tuvo en invitar a Aitana para hacer esa colaboración junto con él.- Dijo, mostrandome la brillante pantalla de su iPhone, abierta en Instagram, donde una página de chismes, confirmaba la relación entre mis amigos famosos; mientras mi agitado corazón latía por la chica sentada mi lado.