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Alma está cansada.

Desde que llegó a Estados Unidos no ha hecho otra cosa más que trabajar, su horario empieza cuando el sol no ha salido, y termina cuando ya se ha ocultado, pero no puede dejar su trabajo, por más duro que sea debe seguir porque la paga es buena, lo suficientemente buena para mantener a raya sus interminables deudas.

Es por eso que cuando la oportunidad de tener dinero fácil es puesta frente a sus narices le es imposible rechazarla. Después de todo solo consiste en fingir ser novia de su jefe. Su exclusivo y malhumorado jefe. No puede ser tan malo, después de todo, convivir con él es su pan de cada día.

Pero cuando las líneas del trabajo empiezan a borrarse, y la relación jefe-empleada se eleva a niveles poco profesionales Alma tendrá que tomar una decisión.

Y quizás, solo quizás, no sea una decisión equivocada.