No importaba cuánto lo intentara, Wilbur siempre volvía arrastrándose. Listo para permanecer de rodillas por él. Su Sol, su amanecer, su yang, su otra mitad, y si permites que el hombre revivido sea atrevido, su alma gemela. Su rival más querido, con hermosas alas doradas, haciéndolo parecer un ángel hermoso, incluso una deidad. Pero su sonrisa revelaba que era un verdadero diablo disfrazado, un demonio tentador, que con voz melodiosa te engaña para que tomes un mordisco del fruto prohibido más dulce y jugoso. ¿Y quién era Wilbur para resistir tal tentación? No era más que un hombre débil, un humilde servidor. Su humilde servidor. El humilde servidor de Quackity. También publicado en inglés en AO3 por SoyUnLoba