Y ahí, en frente suyo, se encontraban aquellos dos chicos: ella de ojos marrones, él de ojos azules, ambos de cabello oscuro y probablemente discutiendo de algún tema aburrido que a los dos les fascinaba. Acomodó sus grandes gafas de marco negro y se sonrojó al recibir un codazo de su nueva amiga, quien lo invitaba a acercarse a la chica que solía conocer. Él tiró de su brazo y se alejaron de ambos chicos, maldiciendo lo cobarde que seguía siendo.
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