Observar, perseguir, obsesionarse, no es tan malo si tu corazón lo pide, pero si esa obsesión tiene como nombre y apellido Draco Malfoy todo es jodidamente malo. Un cambio radical en la vida de Hermione la harán darse cuenta de que no todo es lo que parece. Los amigos se volverán cazadores, los enemigos aliados y los sentimientos que se empeñan en ocultar solo renacerán con más fuerza.