Furuya volvía a casa después de haber perdido a su mejor amigo, estaba frustrado al no poder salvarlo; en el camino escuchó el llanto de un bebé, sin pensarlo se adentró al callejón del que provenía aquellos sollozos; encontrando a una bebé recién nacida en el interior de una caja, sorprendido se preguntó ¿quién la dejó aquí? Recriminando mentalmente a los padres de la criatura por dejarla en aquel callejón a su suerte.